sábado, 29 de marzo de 2014

EL SUEÑO DE LAS ANTILLAS EN FORMATO DE BOLSILLO

Una nueva aventura para EL SUEÑO DE LAS ANTILLAS: a partir del 3 de abril estará en las librerías en formato de bolsillo, editado por Debolsillo.
Esta es la nueva portada:


martes, 10 de diciembre de 2013

"EL SUEÑO DE LAS ANTILLAS" AHORA VIAJARÁ A NORTEAMÉRICA

Después de la publicación de EL SUEÑO DE LAS ANTILLAS en Argentina, Chile y Uruguay el verano pasado, ahora le toca el turno a Norteamérica. El 7 de enero de 2014, será publicado por la editorial VINTAGE ESPAÑOL en Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico.
Otro maravilloso viaje para Valentina.

Más información pinchando aquí.

Esta es la portada de la edición de VINTAGE ESPAÑOL:


miércoles, 4 de diciembre de 2013

ESTUPENDO ARTÍCULO DE JUAN BOLEA SOBRE ESCRITORAS Y LECTORAS

Copio este estupendo - y muy interesante - artículo de Juan Bolea sobre escritoras, lectoras y un ciclo en el que tuve el honor y el placer de participar este otoño: el de Escritoras españolas.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/sala-de-maquinas_899828.html

Aquí el artículo de Juan Bolea completo:

Las escritoras, más reconocidas

Adelantándose a la actualidad, la Diputación Provincial de Zaragoza viene programando un ciclo de gran éxito, titulado Escritoras españolas.
En su II edición, este ambicioso programa ha traído a tierras zaragozanas a un plantel de autoras muy representativo de las distintas tendencias y estilos del panorama literario nacional. Cristina Fernández CubasSarah Lark,Ana R. CañilMaría Dueñas,Magdalena LasalaEspido Freire,Carmen Santos y Carmen Posadas se han sucedido en la tribuna respondiendo a algunas de las cuestiones que hoy copan la actividad editorial y lectora: ¿existe una literatura para mujeres?; ¿otra para hombres?; ¿han estado preteridas, marginadas, las autoras españolas?
Respecto a esta última cuestión, un reportaje de la revista Tiempo, coordinado por Daniel Jiménez, nos recuerda esta misma semana que los reconocimientos a las escritoras españolas no han abundado precisamente en nuestra historia reciente.
Desde el año 1856, por ejemplo, en que se instauró el Premio de la Crítica, sólo dos novelistas lo han merecido: Ana María Matute en 1959 y Elena Quiroga en 1961. Muy recientemente, Clara Usón se ha sumado a esta exigua lista.
Pero no sólo en España se ningunea a las plumas femeninas. Si tiramos por elevación a los Premios Nobel, comprobamos que de sus 109 ediciones, 97 han recaído en hombres, por sólo 12 en mujeres.
"Se habla de literatura femenina, pero no se habla de arquitectura femenina o de odontología femenina", ironiza Clara Usón. Laura Freixas hace descansar el prejuicio en el hábito de representar ambos géneros con el masculino, lo que reduce cualquier referencia femenina a un ámbito exclusivamente ocupado por mujeres.Rosa Regás opina que la mayoría de los hombres sigue sin leer libros escritos por mujeres, pero manifiesta una cierta esperanza al querer creer que ese tradicional desdén está cambiando hacia actitudes más positivas Muy negativa, en cambio, considera Llucia Ramis la novela 50 sombras de Grey, "por hacer creer a las mujeres que estarán más liberadas sexualmente si se dejan esclavizar por un hombre"..
Opiniones, polémicas... Sobre una realidad: la de que el 70/% de los lectores españoles son lectoras. A partir de ahí, la práctica y las noticias.

sábado, 28 de septiembre de 2013

PROMO DE "EL SUEÑO DE LAS ANTILLAS"

Un breve recorrido fotográfico por la promoción de El sueño de las Antillas:
Ante el escaparate de Librería París
Día del Libro en Zaragoza, junto a José Luis Corral



















En El Corte Inglés de Barcelona
En El Corte Inglés de Valencia




Edición argentina en una librería de La Plata
Presentación en Zaragoza
En Librería Tintas de Bilbao
Con Anika Lillo de Anika Entre Libros, en Valencia


martes, 24 de septiembre de 2013

BLOGS NOMINADOS AL PREMIO LIEBSTER AWARD

Estos son los blogs que nomino al Premio Liebster Award:

Cincuenta Years - Un blog para swofties
La Oveja Feroz
Leolo (Teresa Sopeña)
Aragonliterario
Concha Huerta
Desde el Silencio
Desdeldesván
La Casa de Zitas
El Tintero de Isabel
El Blog de José T.
La Perra de Kenia

En cuanto a las 11 preguntas para estos blogs, las que me hicieron Ana y Anabel de Aventarte son tan buenas que me permito tomarlas prestadas:

1- ¿Qué te decidió a abrir un blog?
2- ¿Cuál es su temática?
3- ¿Con qué frecuencia lo actualizas?
4- ¿Te costó ponerle nombre?
5- Cuando visitas un blog ¿qué es lo que más valoras?
6- ¿Qué tipo de blogs son los que sigues?
7- ¿Te ha sucedido alguna anécdota relacionada con el blog?
8- ¿Por qué recomendarías visitar tu blog?
9- ¿Qué aspectos positivos resaltarías de tener un blog?
10- ¿Y negativos?
11- ¿Algún consejo para los que estén pensando en abrir uno?


miércoles, 18 de septiembre de 2013

PREMIO LIEBSTER AWARD

Mis amigas Ana y Anabel, del estupendo blog Aventarte, han nominado a esta mi casa al premio LIEBSTER AWARD. Se trata de un premio entre blogs para ayudar a la difusión de estos. Estoy very very contenta. Los nominados, si aceptan el premio, tienen que seguir la cadena y cumplir los siguientes requisitos:
  1. Nombrar y agradecer el premio a la persona o blog que te lo concedió.
  2. Responder a las 11 preguntas que te hayan formulado.
  3. Conceder el premio a 11 blogs.
  4. Formular 11 preguntas para que respondan los blogueros a los que premias.
  5. Visitar los blogs que han sido premiados junto con el tuyo.
  6. Informar a los blogueros de su premio.

Por hoy, voy a responder a las preguntas y en la próxima entrada publicaré mi lista de blogs. Allá van las respuestas:

1- ¿Qué te decidió a abrir un blog?
Primero abrí un blog dedicado a mi novela anterior, DÍAS DE MENTA Y CANELA. Allí empecé colgando reseñas, fotografías e información sobre el libro, pero con el tiempo, el blog fue creciendo y acabé hablando de muchas más cosas. Por eso decidí abrir este, en el que doy cabida a todo tipo de reflexiones.

2- ¿Cuál es su temática?
En este blog cabe un poco de todo. No está dedicado a ninguna temática concreta.
3- ¿Con qué frecuencia lo actualizas?
Reconozco que últimamente estoy algo vaga (también alego en mi descargo que la promoción de mi nueva novela me ha dejado poco tiempo) y no lo actualizo tanto como debería.
4- ¿Te costó ponerle nombre?
La verdad es que, como podéis ver, me compliqué poco la vida. 
5- Cuando visitas un blog ¿qué es lo que más valoras?
Que hable de temas interesantes y que las entradas estén bien redactadas.
6- ¿Qué tipo de blogs son los que sigues?
Sobre todo los que tratan de temas literarios.
7- ¿Te ha sucedido alguna anécdota relacionada con el blog?
No recuerdo ahora ninguna anécdota sabrosa relacionada con este blog.
8- ¿Por qué recomendarías visitar tu blog?
Al margen de que lo he tenido algo descuidado durante los meses de promoción de EL SUEÑO DE LAS ANTILLAS, quien esté interesado en saber cómo se gesta un libro, podría hallar alguna entrada interesante (I hope so).
9- ¿Qué aspectos positivos resaltarías de tener un blog?
Es un buen vehículo para expresar inquietudes, sentimientos, reflexiones... en fin, todo lo que se nos puede ocurrir.
10- ¿Y negativos?
El único aspecto negativo que le veo es que llevar un blog consume mucho tiempo, algo que no tenemos siempre.
11- ¿Algún consejo para los que estén pensando en abrir uno?
Ay, soy muy mala dando consejos. Solo les diría que si desean abrir un blog, se lancen en picado porque es una experiencia muy bonita.

COLUMNA DEL DOMINGO, 28 DE AGOSTO, EN VERANO HERALDO

Foto: Os dejo mi última columna de este verano, que salió en Heraldo de Aragón el domingo pasado.

COLUMNA DEL 21 DE AGOSTO EN VERANO HERALDO


Foto: Os dejo mi columna del miércoles pasado en Verano Heraldo:

El cine en verano

La primera vez que me llevaron a un cine de verano, vivíamos en Alemania y pasábamos el mes de agosto en Valencia. Recuperando la terreta, como tantos emigrantes. Eran días de calor. De playa y merendero. De noches tibias tomando helado de turrón en la terraza de La Jijonenca. Un sol dorado y húmedo bañaba las calles, cuyo ajetreo mediterráneo cesaba a la hora de la siesta y hacía de Valencia una ciudad fantasma. 
Para alguien llegado del frío, ver una película al aire libre sin chaqueta fue una revelación. Una experiencia religiosa, como cantaba antaño un jovencito que ya ha dejado de serlo. En la pantalla, el Nautilus del capitán Nemo surcaba océanos en tecnicolor, atravesaba bancos de peces de ojos saltones y esquivaba peligros surgidos de las profundidades, incluido un calamar gigante empeñado en merendarse el submarino. Un desabrido James Mason intentaba someter a Kirk Douglas, rebelde y atlético en su camiseta a rayas de marino dicharachero. La noche olía a Mediterráneo, a las acequias de las huertas cercanas, tal vez a jazmín, mientras los niños devorábamos un bocadillo casero y después, con suerte, nos compraban un polo de hielo o un refresco.
Ahora, ir al cine en verano es viajar a la Antártida. La gente tirita de frío comiendo barreños de palomitas regados con latas de Coca Cola y vuelve al calor de la calle convertida en pingüino. Los más frioleros, en palitos de merluza del Capitán Iglo, listos para descongelar. Es entonces cuando evoco la noche en la que surqué el océano a bordo del Nautilus, escapé de calamares gigantes y erupciones volcánicas, admiré a Kirk Douglas y saboreé el lujo de una bolsa de kikos que saqué a mis padres. Porque hay recuerdos que no congela ni el aire acondicionado más potente.

EL CINE EN VERANO

La primera vez que me llevaron a un cine de verano, vivíamos en Alemania y pasábamos el mes de agosto en Valencia. Recuperando la terreta, como tantos emigrantes. Eran días de calor. De playa y merendero. De noches tibias tomando helado de turrón en la terraza de La Jijonenca. Un sol dorado y húmedo bañaba las calles, cuyo ajetreo mediterráneo cesaba a la hora de la siesta y hacía de Valencia una ciudad fantasma.


Para alguien llegado del frío, ver una película al aire libre sin chaqueta fue una revelación. Una experiencia religiosa, como cantaba antaño un jovencito que ya ha dejado de serlo. En la pantalla, el Nautilus del capitán Nemo surcaba océanos en tecnicolor, atravesaba bancos de peces de ojos saltones y esquivaba peligros surgidos de las profundidades, incluido un calamar gigante empeñado en merendarse el submarino. Un desabrido James Mason intentaba someter a Kirk Douglas, rebelde y atlético en su camiseta a rayas de marino dicharachero. La noche olía a Mediterráneo, a las acequias de las huertas cercanas, tal vez a jazmín, mientras los niños devorábamos un bocadillo casero y después, con suerte, nos compraban un polo de hielo o un refresco.


Ahora, ir al cine en verano es viajar a la Antártida. La gente tirita de frío comiendo barreños de palomitas regados con latas de Coca Cola y vuelve al calor de la calle convertida en pingüino. Los más frioleros, en palitos de merluza del Capitán Iglo, listos para descongelar.Es entonces cuando evoco la noche en la que surqué el océano a bordo del Nautilus, escapé de calamares gigantes y erupciones volcánicas, admiré a Kirk Douglas y saboreé el lujo de una bolsa de kikos que saqué a mis padres. Porque hay recuerdos que no congela ni el aire acondicionado más potente.

COLUMNA DEL 12 DE AGOSTO EN VERANO HERALDO

Foto: Os dejo mi columna en Verano Heraldo, que esta semana ha salido en lunes:

EL SOMBRILLERO
Ya nos hemos plantado en mitad de agosto. Tiempo de vacaciones para los que pueden permitírselas, de calor intenso y siestas descomunales. De horas que se arrastran como serpientes holgazanas. Pese a la crisis, las calles de la ciudad se han ido vaciando. Las pocas tiendas que siguen abiertas aún no han quitado los carteles de las rebajas, poco lucidoras este año, según dicen. Los comerciantes vegetan tras el toldo extendido y con la puerta abierta para evitar encender el aire acondicionado, que la factura de la luz irrumpe cada mes cual personaje de Clint Eastwood: sin perdón.
Pero aún quedan valores inmunes a la crisis. Solo hay que darse una vuelta por nuestras playas para comprobar que las especies autóctonas del verano vuelven cada año con renovado vigor. Pueden cambiar las ropas, el tamaño de los bañadores y la forma de las colchonetas hinchables, pero siempre habrá jovenzuelos rebosantes de testosterona, barbies en top-less, anduriños que salen con la fresca, niños que nos llenan de arena mientras sus padres toman cerveza en el chiringuito y… sombrilleros.
Los sombrilleros son los soldados de la playa. La avanzadilla que necesita toda familia para conquistar unos metros en primera línea. El sombrillero despierta con los primeros rayos de luz, se toma un carajillo, enfunda sus huesos en el bañador y, consciente de su importancia estratégica, abandona el apartamento cuando los demás duermen. Nada más pisar la arena, se apresura a colocar antes que sus rivales una hamaca, tres sillas plegables y dos esterillas a pie de olas. Culmina la conquista clavando la sombrilla, bajo la que esperará a la familia con mirada fiera, la gorra blanca bien calada.
Quien tiene un sombrillero tiene un tesoro. Antes, ahora y siempre.
EL SOMBRILLERO
Ya nos hemos plantado en mitad de agosto. Tiempo de vacaciones para los que pueden permitírselas, de calor intenso y siestas descomunales. De horas que se arrastran como serpientes holgazanas. Pese a la crisis, las calles de la ciudad se han ido vaciando. Las pocas tiendas que siguen abiertas aún no han quitado los carteles de las rebajas, poco lucidoras este año, según dicen. Los comerciantes vegetan tras el toldo extendido y con la puerta abierta para evitar encender el aire acondicionado, que la factura de la luz irrumpe cada mes cual personaje de Clint Eastwood: sin perdón.


Pero aún quedan valores inmunes a la crisis. Solo hay que darse una vuelta por nuestras playas para comprobar que las especies autóctonas del verano vuelven cada año con renovado vigor. Pueden cambiar las ropas, el tamaño de los bañadores y la forma de las colchonetas hinchables, pero siempre habrá jovenzuelos rebosantes de testosterona, barbies en top-less, anduriños que salen con la fresca, niños que nos llenan de arena mientras sus padres toman cerveza en el chiringuito y… sombrilleros.


Los sombrilleros son los soldados de la playa. La avanzadilla que necesita toda familia para conquistar unos metros en primera línea. El sombrillero despierta con los primeros rayos de luz, se toma un carajillo, enfunda sus huesos en el bañador y, consciente de su importancia estratégica, abandona el apartamento cuando los demás duermen. Nada más pisar la arena, se apresura a colocar antes que sus rivales una hamaca, tres sillas plegables y dos esterillas a pie de olas. Culmina la conquista clavando la sombrilla, bajo la que esperará a la familia con mirada fiera, la gorra blanca bien calada.

Quien tiene un sombrillero tiene un tesoro. Antes, ahora y siempre.

COLUMNA DEL 7 DE AGOSTO EN VERANO HERALDO



LA CANCIÓN DEL VERANO
¡Que no cunda el pánico! No voy a dedicar la columna de hoy a los chiringuitos y barbacoas de Georgie Dann, ni a las bombas de King África, aunque merecería un análisis el misterio de la fórmula que permite sacar cada verano una canción pegadiza combinando los mismos ingredientes y, además, venderla bien. Tan difícil es dar con la receta del éxito como descubrir la de la Coca Cola. Que se lo pregunten a cualquier creador…


Me refiero más bien a esas canciones que marcaron nuestros veranos y que, cuando las escuchamos por casualidad, nos hacen revivir por unos minutos la intensidad del primer amor, un beso salado aderezado con arena de la playa pegada a la espalda, aquellas noches en las que arreglábamos el mundo con los amigos en la terraza de un bar, o ese viaje tan especial cuyo mero recuerdo nos devuelve la alegría en horas bajas… Nuestra canción del verano tiene la virtud de evocar un tiempo que siempre nos parecerá mejor, porque la memoria lo ha depurado de aristas. Aunque también nos hace ser conscientes de cómo nos alcanzan los años. No es lo mismo recordar un baile “agarrao” mientras sonaba Europa de Santana en un tocadiscos y las chicas manteníamos al chico a raya clavándole los codos en el pecho, que evocar una noche en la Pachá contorsionándose al ritmo de música electrónica. Media un abismo entre aquel joven que escuchaba Lucía o Mediterráneo de Serrat en un radiocassette tamaño “king size” y el que carga su iPhone5 con los últimos éxitos de… ¿de quién? Nuestras neuronas están ocupadas por la banda sonora de nuestros propios estíos y no caben los futuros recuerdos de otros. Porque la verdadera canción del verano, la que no está cocinada con los ingredientes del éxito, siempre será personal e intransferible.

COLUMNA DEL MIÉRCOLES, 31 DE JULIO, EN VERANO HERALDO


viernes, 19 de julio de 2013

COLUMNA DEL MIÉRCOLES EN HERALDO DE ARAGÓN

Os dejo mi primera columna en Heraldo Verano de este año. Allí estaré con vosotros todos los miércoles hasta finales de agosto. Para leerla bien, basta con hacer click sobre la imagen.

Y ya sabéis: durante el verano me encontraréis en mis perfiles de Facebook, que seguirán activos.




martes, 16 de julio de 2013

DESCANSO DEL BLOG. NOS VEMOS EN FACEBOOK...


He tenido este blog muy abandonado. Lo sé. Desde la última entrada han pasado ya más de tres meses. Entretanto, El sueño de las Antillas ha visto la luz y ha encontrado a sus lectores. Maravillosos lectores que me han dejado mensajes en mis páginas de Facebook para decirme lo mucho que han gozado leyendo esta novela. Y yo disfruto con cada una de esas misivas, porque eso es lo más bonito y gratificante que se nos puede decir cuando, después de tanto tiempo de trabajo y de espera, nuestro libro se ha abierto camino en una época tan difícil como esta. Los últimos meses han sido intensos, de viajes de promoción con la maleta a cuestas, de entrevistas en todo tipo de medios, de conversar con gente encantadora que tiene mucho que decir, que sabe plantear preguntas interesantes y que posee el don de hacer que el entrevistado se sienta a gusto. Un tiempo que siempre recordaré con cariño, del mismo modo que recuerdo la promoción de todos mis libros. Porque ir de gira a veces agota, eso es cierto, pero es tal la ilusión y la alegría que me hace sentir, es tan bonito saber que la editorial confía tanto en mi libro, que disfruto de cada minuto de la promoción y siempre me queda de ella un hermoso e imborrable recuerdo.

Ahora, mientras El sueño de las Antillas se abre camino en Argentina, Urugay y Chile, Valentina y yo nos tomamos un descanso. Y yo pienso recargar las pilas durante este verano para seguir trabajando con energía. Es mucho lo que he de preparar de cara a la siguiente novela, cuya historia va tomando forma paso a paso dentro de mi cabeza.

Por eso, de momento concederé a este blog un pequeño descanso, que solo interrumpiré para colgar aquí mis columnas estivales que saldrán cada miércoles (hasta finales de agosto) en el cuadernillo de verano de Heraldo de Aragón. Pero eso no significa que vaya a ausentarme de la red, porque  mis perfiles de Facebook seguirán en activo (podéis acceder a ellos desde las insignias que tenéis en la barra de la derecha). Tal vez reduzca un poco el ritmo de las entradas, pero ahí estaré para lo que deseéis comentarme.

¡FELIZ VERANO!!!!

jueves, 28 de marzo de 2013

THE FINAL COUNTDOWN


Ya estamos en la cuenta atrás definitiva para el lanzamiento de El sueño de las Antillas. Igual que en Cabo Cañaveral, ya podemos ir exclamando cada mañana (con acento norteamericano, please) eso de “Ten – Nine – Eight – Seven…” hasta que el día 4 de abril lleguemos a “Zero” y el libro os sonría desde las mesas de novedades de las librerías. Porque hay novelas que sonríen y esta es una de ellas. Creo que os gustará lo guapa que ha salido mi niña de papel… y espero que su interior también os seduzca.

Los últimos días antes de la publicación de un libro siempre están llenos de ilusión, aunque no exentos de nervios… todo hay que decirlo. Pero por encima del nerviosismo están la alegría y la emoción de poder compartir pronto con los lectores a mis personajes y lo que les va a ir sucediendo desde su partida en bergantín hacia la isla de Cuba, la tierra de promisión para muchos españoles en el siglo XIX. Es verdad que cuando llegue el día 4, mis personajes dejarán de ser solo míos, como hasta ahora, y caminarán por su cuenta. Pero merece la pena dejarles partir para que los conozcáis y lleguéis a apreciarlos, amarlos… o incluso a odiarlos, porque en El sueño de las Antillas hay de todo, como en botica.

Y no voy a contaros más. No debo hacerlo. De momento, aquí va un pequeño anticipo de El sueño de las Antillas. El resto… el día 4 de abril.


Ah, se me olvidaba: Tengo una página de autora en Facebook. Se llama Carmen.Santos.Oficial. Allí encontraréis noticias, novedades y muchas cosas más.

Podéis acceder a ella haciendo clic sobre la insignia que tenéis en la franja a la derecha de este blog.

Solo faltan 7 DÍAS para que El sueño de las Antillas os aguarde en vuestra librería favorita.

 
(Fotografía tomada de www.clicgunasrudin.com)

jueves, 14 de marzo de 2013

LA CUBA COLONIAL



El ferrocarril llegó a Cuba once años antes que a España. El 19 de noviembre de 1837 se inauguró en la isla la primera línea de ferrocarril, con la finalidad de transportar el azúcar al puerto de La Habana y de unir la capital con la zona de Extramuros. Bejucal fue el primer asentamiento rural al que llegó el tren desde La Habana. 

En España, la primera línea de ferrocarril - desde Barcelona a Mataró - quedó terminada en 1848. El empresario catalán Miguel Biada, impulsor tanto del proyecto cubano como del español, murió antes de que fuera inaugurada la primera línea de ferrocarril en la entonces metrópoli.

(De “La Habana, puerta de las Américas”, de Amir Valle)

El grabado es "Paradero del camino de hierro (La Habana)" de Federico Mialhe.

martes, 12 de marzo de 2013

LA ESPERADA SINOPSIS DE "EL SUEÑO DE LAS ANTILLAS"

Aquí está por fin la sinopsis completa de El sueño de las Antillas. Más información en la web de Random House Monadori.


A mediados del siglo XIX una joven española llega a Cuba recién casada, dispuesta a trabajar honradamente para salir adelante, pero el destino la llevará por caminos insospechados marcados por la prostitución, la pasión y la venganza.
En la Habana del siglo XIX, una mujer decide tomar las riendas de su vida y forjarse su propio destino.

1858. Cuando Valentina zarpó desde España hacia la colonia de Cuba en pasaje de tercera clase, tenía un joven marido a su lado y el corazón repleto de ilusiones. A su llegada a la isla, sin embargo, sus sueños se resquebrajan: su esposo ha muerto durante la agotadora travesía y el lugar, de pronto, se revela como un entorno hostil.

Solo Tomás Mendoza, un atractivo médico que viajaba en el mismo barco que ella, intenta ayudarla proponiéndole matrimonio. Pero Valentina le rechaza por orgullo, pues no está dispuesta a inspirar lástima, aunque eso signifique tener que vender su cuerpo en un refinado prostíbulo caribeño. Lo que no sospecha es que hay hombres que no se conforman con unas horas de lujuria comprada y que algunos, como el rico y apuesto Leopoldo Bazán, bajo sus caballerosas formas esconden la más abyecta crueldad.

Con el pulso firme y sagaz de los grandes novelistas, Carmen Santos ha tejido una historia inolvidable que tiene mucho de las grandes sagas. De las calles habaneras al prostíbulo y de allí a los fastuosos salones de la alta sociedad isleña, enriquecida hasta lo inimaginable con el cultivo de la caña de azúcar, El sueño de las Antillas nos cuenta la historia de una mujer fuerte, valiente y carismática que, en una época de intrigas políticas por la independencia de Cuba y por la abolición de la esclavitud, se debate entre la ambición, la venganza y el amor verdadero.



lunes, 11 de marzo de 2013

LA CUBA COLONIAL


El calesero de la Cuba de mediados del siglo XIX era un personaje curioso que resultaba muy llamativo a los visitantes extranjeros.

Era también esclavo, aunque llevaba una vida mucho más cómoda que los demás. Los amos elegían como caleseros a sus esclavos más apuestos, ya que daban a su apariencia tanta importancia como a la del quitrín.
Su uniforme solía consistir (en la ciudad, sobre todo) en botas de caña alta charoladas, una chaquetilla adornada con botones dorados, galones y a veces el escudo de la familia a la que pertenecían bordado en ella. La cabeza la cubrían con un sombrero de copa negro y muchos llevaban grandes pendientes de aro dorados.

Más sobre los caleseros en "El sueño de las Antillas"... muuuy pronto...



El grabado es de Víctor Patricio de Landaluce (tomado de taringa.net).

domingo, 10 de marzo de 2013

SEGUIMOS CON LA CUENTA ATRÁS... Y MIENTRAS ESPERAMOS:


¿Qué tal un paseo dominical en quitrín por las calles de La Habana de mediados del siglo XIX?

El quitrín era el carruaje más empleado en Cuba hacia la mitad del XIX. La caja iba montada sobre sopandas de cuero que servían de amortiguadores y tenía dos ruedas enormes que le proporcionaban estabilidad, sobre todo en los caminos del interior de la isla, que en aquella época eran muy malos.
El quitrín no tenía pescante y el calesero iba montado directamente sobre uno de los caballos. En la ciudad podían tirar del carruaje uno o dos caballos, según el nivel adquisitivo de sus dueños. En el campo, a veces se empleaban tres. Todo aquel que era alguien en Cuba, o se preciaba de serlo, poseía uno o varios quitrines, cuanto más adornados y ostentosos, mejor.

Más en “El sueño de las Antillas”… muy pronto.

(En la próxima entrada hablaré del calesero, un personaje que llamaba la atención de los visitantes extranjeros).


lunes, 4 de marzo de 2013

¡FALTAN 30 DÍAS PARA EL LANZAMIENTO!!!


Hoy, 4 de marzo, falta exactamente UN MES para que El sueño de las Antillas os aguarde en vuestra librería favorita.

Ya estoy poniendo a punto la máquina del tiempo para nuestro viaje a la Cuba colonial de mediados siglo XIX.



Y para teneros bien informados mientras preparamos el viaje, he creado una página en Facebook exclusivamente para El sueño de las Antillas. El enlace es:

Facebook





(El grabado es de Federico Mialhe)

lunes, 18 de febrero de 2013

LA IMPORTANCIA DE UNA BUENA PORTADA


En esta especie de reportaje por entregas que estoy haciendo de las diferentes etapas por las que pasa un libro (y al mismo tiempo, su autor), hoy voy a hablar de la portada: El traje a medida – casi prefiero decir vestido, que suena más glamouroso – con el que el libro será presentado en sociedad y transitará por las mesas de novedades de las librerías. Huelga decir que este envoltorio es muy importante. La portada y el título son lo que nos hace fijarnos en un libro cuando lo vemos expuesto entre otros muchos que compiten por llamar nuestra atención. A veces compramos una novela estimulados por la publicidad que se hace de ella. Otras lo hacemos guiados por una buena reseña, o por las recomendaciones de los que ya la han leído - el famoso boca-oreja. Pero también se da el caso (yo lo hago muy a menudo) de que entramos en una librería con afán de descubrir algo nuevo, de explorar por el simple placer de hacerlo. Entonces deambulamos entre sus mesas de novedades sin una idea preestablecida, sólo contemplando las portadas y leyendo los títulos, hasta que por fin, se produce el flechazo. Entre tantas novelas, de repente nos hemos prendado de una porque su título o su portada – o ambas cosas – nos atraen con fuerza. En el fondo, ni siquiera sabemos por qué. Solo intuimos que es EL LIBRO, el que buscábamos, el que ha despertado en nuestro subconsciente el impulso de sacarlo del montón, de darle la vuelta y de leer la contraportada. Si ésta nos sugiere una buena historia, lo abrimos para hacerle catas y si después de eso, la novela nos sigue seduciendo, la compramos sin pensárnoslo más.

Eso es lo que consiguen una buena portada y un título atrayente. Un amor a primera vista. El clásico flechazo. Por supuesto, el exterior tiene que ir en consonancia con el interior, o el enamoramiento se desvanecerá tan deprisa como llegó. Es como si nos prendáramos de un hombre guapísimo atribuyéndole un montón de virtudes y al hablar con él y conocerle más a fondo, descubriéramos que no es como creíamos. A lo mejor, ni siquiera es una mala persona, ni un patán, ni pelma, solo ocurre que no corresponde a la idea que nos hicimos de él y deja de gustarnos.

Del mismo modo nos podemos sentir muy desengañados con un libro cuya portada o cuyo título nos hicieron esperar una historia que no es la que después nos encontraremos entre sus páginas. Por eso es tan importante que la portada se ajuste como un guante a la historia que debe vestir. Igual que la ropa que elegimos debe adaptarse a nuestra forma de ser para que no demos la impresión de ir disfrazados por la vida.

Y por fin, después de tan sesuda reflexión, aquí está la portada de El sueño de las Antillas, lista para vestir a mi libro cuando desfile el 4 de abril por la alfombra roja de las mesas de novedades. Espero que os guste tanto como a mí, que me tiene enamoradísima.


martes, 25 de diciembre de 2012

LAS GALERADAS... ESA EXPERIENCIA RELIGIOSA


Tenía pendiente esta entrada sobre las galeradas, otro paso fundamental y muy ilusionante antes de la publicación de un libro… Pero estuve varios días enclaustrada revisando las galeradas en cuestión, saliendo de casa lo justo y releyendo en formato de libro la historia que no había vuelto a mirar desde que mandé la versión definitiva a la editorial, porque quería distanciarme del texto para poder hacer esta lectura con ojo crítico. No en vano este paso es la última oportunidad para corregir pequeños errores, mejorar algunas frase o arreglar incongruencias, si las hay (que siempre queda alguna, todo sea dicho; aunque por suerte, el corrector de la editorial las resalta a conciencia). Después de acabar la revisión, enganché con los preparativos para organizar nuestro encuentro familiar por Navidad, es decir, discurrir los menús, hacer la lista de la compra y llenar frigorífico y despensa. Los últimos días los hemos pasado todos rodeados de jolgorio y comidas ricas. Al fin y al cabo, nos vemos poco porque vivimos muy desperdigados y hay que aprovechar.

Y por fin puedo sentarme tranquilamente a hablar sobre un trabajo que siempre hago con mucha ilusión. Para mí es toda una experiencia religiosa abrir el paquete de la editorial y ver maquetada en formato de libro la historia en la que estuve trabajando tanto tiempo. Es un placer comprobar el número de páginas que tendrá el libro (siempre son más que en formato Word) y leer por encima algunas partes de la novela con cuya escritura tanto disfruté. Esos tramos favoritos que tenemos todos los escritores desde que pensamos la sinopsis y a los que estamos deseando llegar mientras avanzamos con la novela. Una vez hecho eso, me gusta pasar las hojas y leer una frase por aquí, otra por allá…

Concluido ese primer contacto lúdico-festivo, llega el momento de pertrecharme de rotulador y Tipp-Ex, sentarme cómodamente a una mesa y repasar hoja por hoja las sugerencias del corrector. A veces me cabreo mucho conmigo misma por habérseme pasado por alto algún error tonto o alguna incongruencia boba en el manuscrito que entregué. Y es que, como ya he dicho más arriba, por más que revisemos siempre se cuela algún fallo. Por eso creo que es importante lo de distanciarnos del texto antes de emprender esta última revisión. Y, por supuesto, la labor de un buen corrector. Y me considero muy afortunada por publicar con una editora como Ana Liarás, que nos cuida tanto a los autores y a nuestros libros.

Ahora, las galeradas hace días que están de vuelta en la editorial y me espera otra experiencia de las de levitar: el momento de abrir el fichero jpg y ver por primera vez la portada, que es el atuendo con el que se moverá el libro en sociedad. Los estilistas que salen en la tele siempre resaltan que la ropa debe adaptarse a la personalidad de quien la lleva, porque de lo contrario uno se siente incómodo y fuera de lugar. Lo mismo ocurre con la portada de un libro…

Pero de eso hablaré más adelante.


martes, 20 de noviembre de 2012

TIEMPO DE ESPERA, DE ILUSION Y DE... UÑAS

¿Qué hace una escritora mientras espera a que salga su nueva novela? Pues, sobre todo, comerse las uñas de pura impaciencia. Y aparte de eso... comerse las uñas que le van quedando. Aunque, obviamente, no solo de roerse los dedos vive una servidora en estos momentos. También se dedica a documentarse a fondo para dar forma a su próxima novela. Esa historia que bulle en la cabeza y ya está deseando salir. En otra entrada hablaré largo y tendido sobre lo apasionante que puede llegar a ser el proceso de documentación.

En cierto modo, la cuenta atrás antes de la publicación de un nuevo libro se parece a un embarazo. En lugar de ecografías, vemos la portada que nos envía la editorial para nuestro libro y babeamos tan a gusto admirando las facciones de la que, al cabo de unos meses, será nuestra criatura. Y, al igual que hace una embarazada, nos preguntamos mil veces al día si el fruto de nuestro esfuerzo nacerá bien o vendrá de nalgas; si el parto derivará en complicaciones que puedan afectar a la salud de la criaturita que tantos desvelos y tantas horas de trabajo nos ha costado, la que con tanta ilusión hemos nutrido en nuestro vientre-ordenador; si esa criatura nuestra crecerá sana y robusta para hacer frente a las dificultades que siempre han acechado a los libros y ahora se han multiplicado por mil a causa de la crisis. Y nos gustaría poder tener una bola de cristal para preguntarle si quienes leerán nuestro libro en el futuro se lo pasarán tan bien como nos lo pasamos nosotros escribiéndolo; si sufrirán en los mismos trances que nosotros; si odiarán al mismo personaje que nosotros; si les conmoverán las mismas situaciones que a veces nos arrancaban alguna lagrimita en la soledad de nuestro estudio. Pero, como ocurre en un embarazo, hay que aguardar hasta el alumbramiento para conocer las respuestas a esas incógnitas. Y mientras dura la espera, conviene disfrutar cada segundo de este tiempo de ilusión, porque es único e irrepetible.

Cuando las mujeres damos a luz, en medio de la alegría muchas solemos ser conscientes, de golpe y porrazo, de que echamos de menos llevar dentro a nuestro hijo, porque cada día que pase le aproximará más a la independencia y le alejará de nosotras. Creo que con los libros ocurre lo mismo. En el instante en que salen a la calle, dejan de ser solo nuestros y les pertenecen a quienes los leen. Y que los lectores se apropien de nuestra historia y nuestros personajes es algo maravilloso y emocionante, pero también da una pizca de pena, porque nuestra novela se ha independizado y empieza a vivir por su cuenta. Y ya se sabe que a las madres nos cuesta dejar volar a nuestros hijos, incluidos los de papel.

domingo, 21 de octubre de 2012

EL EROTISMO EN LA LITERATURA


Llevo observando con satisfacción el auge que está teniendo en los últimos meses el erotismo en la literatura. Y digo satisfacción, porque creo que de un tiempo a esta parte se había impuesto cierta mojigatería que desterraba a las catacumbas de la segunda o tercera categoría todo libro que contuviera más amor o más erotismo del que se consideraba conveniente. Como si una novela no pudiera ser seria si hablaba de amores y se recreaba describiendo lo que hacen sus personajes cuando al fin pueden saborearse el uno al otro.

Nunca he sido especialmente asidua al género erótico puro, aunque tampoco hago ascos a una buena historia de las que aumentan la temperatura corporal, siempre que lo que narre no esté traído por los pelos (um, ¡qué símil tan apropiado!), que esté bien estructurada y haya sido bien escrita. Y los que han leído mis novelas saben bien que no tengo problemas a la hora de arremangarme y relatar sin tapujos lo que hacen los protagonistas cuando pasan a mayores. Porque si hay novelas en las que nos cuentan con minuciosidad un asesinato, o nos describen en detalle el aspecto putrefacto de un cadáver, o hablan de los efectos de la guerra o de una enfermedad devastadora (todo muy válido, siempre que esté bien contado), ¿por qué no se puede hablar del amor, o simplemente del placer carnal, sin que esa novela pase a ser desterrada del edén de la literatura y considerada automáticamente de inferior categoría?

Llegados a este punto, habrá quien se pregunte el por qué de semejante disertación en una mañana de domingo. Bueno, pues viene a cuento del descubrimiento que hice el otro día pesquisando en la biblioteca. Una joyita de libro erótico llamado Placer de amor, escrito por una dama llamada Anne-Marie Villefranche, presumiblemente hacia los años veinte del siglo pasado. Un conjunto de cuentos eróticos (pero que muy eróticos, diría yo) cuyo nexo de unión son los personajes, relacionados entre sí por lazos de amistad o de parentesco. Y estos personajes, todos pertenecientes a alta sociedad parisina de los años veinte, lo hacen de mil y una maneras en sitios tan glamourosos como mansiones de lujo, un transatlántico (en primera clase, of course), un tren hacia Estambul… Todo eso se describe con profusión de detalles, en cuentos muy bien estructurados, escritos con un estilo impecable y en los que suele haber alguna sorpresita final, de las que dejan al lector boquiabierto o con una sonrisilla en la boca. Una delicia.

En el prólogo del libro, escrito por la nieta de la autora y descubridora de los manuscritos, se nos cuenta que madame Villefranche, educada en el seno de una buena familia, enviudó jovencísima de su primer esposo, capitán del ejército francés caído muy poco antes de acabar la Primera Guerra Mundial. Se volvió a casar al cabo de unos años con el agregado de la embajada de Gran Bretaña en París, junto al que llevó una vida acomodada y muy viajera. Después de la muerte de la dama, acaecida en 1980, una de sus nietas (la que decidió publicar este escrito) recibió en herencia una buena suma de dinero, una pulsera de oro y un anticuado baúl cerrado a cal y canto, cuya llave venía dentro de un sobre acompañado de una carta, en la que la abuela le explicaba que ahí se hallaba su diario íntimo y que se lo legaba a ella por ser la única nieta que hablaba correctamente francés. Imagino la cara que se le quedaría a la “petite fille” cuando empezara a leer los escritos de su venerable “grand-mère”.

No sé si en las librerías tendrán alguna edición reciente de este libro. La que saqué de la biblioteca es de 1988. En cualquier caso, seguro que en más de una biblioteca dispondrán de algún ejemplar prestable de este “Placer de amor” de Anne-Marie Villefranche. Merece la pena echarle un vistazo y deleitarse con el erotismo nacido de la mente de una dama de la alta sociedad allá por los años veinte. Para mí este libro ha sido una sorpresa deliciosa y la prueba de que en literatura todo está inventado y escrito desde hace mucho tiempo.

viernes, 31 de agosto de 2012

LA RENTRÉE



Acabadas las vacaciones, se impone retomar las rutinas y reanudar los proyectos dejados en stand-by durante el relax veraniego. Ya se sabe: los meses de enero y septiembre son los de los buenos propósitos. Intenciones llenas de buena voluntad cuya vida suele ser, en la mayoría de los casos, efímera y muy desdichada. Por eso, hace mucho tiempo que no hago planes quiméricos para el comienzo de un año o el inicio de un nuevo curso. Si tengo que ponerme a dieta, lo hago cuando me lo advierten la báscula o los vaqueros (que son los indicadores más fiables del mundo). Al gimnasio y a nadar procuro ir todo el año y ya hace mucho que no caigo en la trampa de comprarme el primer fascículo de alguna colección que no me va a servir para nada. Mis planes se han vuelto muy realistas a estas alturas.

Lo mismo rige en lo literario. Si llevo una novela en marcha, vuelvo de vacaciones deseando poder sumergirme de nuevo en su escritura. Y si, como es el caso ahora, tengo una novela que va a ser publicada (¡ya queda menos!!!) y una nueva historia ya bien hilvanada en la cabeza, me pican los dedos, como a los pistoleros del Salvaje Oeste, de tantas ganas de ponerme a disparar. O sea, de reanudar la labor de documentación que inicié antes de las vacaciones, acabar el guioncito que siempre me preparo antes de empezar a redactar y, una vez hecho el trabajo previo, colocar la primera piedra. O, dicho en términos literarios: escribir el primer capítulo. Y a partir de ahí, dejaré que me invada hasta las orejas el veneno de escribir, esa droga que produce felicidad, aunque a veces también puede doler (sobre todo en las cervicales, cuando una lleva horas  y horas tecleando sin cambiar de postura). Pero lo que se siente es tan grato, y el balance tan positivo, ¡que tengo unas ganas locas de volver a ser una drogota de la escritura! Y a ello me dispongo a toda velocidad.

¡Feliz rentrée a tod@s!

lunes, 23 de julio de 2012

ESOS PERSONAJES QUE BAILAN AL SON DE SU PROPIA MÚSICA


Hay en la vida afirmaciones que a fuerza de escucharlas una y otra vez acaban sonando a tópico y terminamos por no creérnoslas, o por no tomárnoslas en serio. Hasta que vivimos en carne propia lo que tantas veces nos han dicho y nos damos cuenta de que no son cuentos chinos, sino la pura verdad. Como cuando de adolescente tenía peloteras con mi padre por causas que me parecían absurdas y él me advertía, impertérrito, que ya le comprendería cuando tuviera hijos. Y resultó que no solo entendí muchas cosas cuando fui madre, es que también llegué a decirle alguna vez a mi hijo eso de: “Ya lo entenderás cuando seas padre”.

También en esto de la escritura tomé por tópicos asuntos que a la hora de la verdad, resultó que no lo eran en absoluto. Hace tiempo, cuando leía entrevistas a mis autores favoritos y ellos (o ellas) afirmaban que sus personajes se habían ido alejando de lo que inicialmente habían pensado para ellos y habían acabado tomando su propio camino, me costaba creerles. Y pensaba: ¿cómo van a adquirir vida propia los seres ficticios que un novelista se inventa y controla? ¿Cómo no es capaz un autor de vigilar a sus propias creaciones? Pero, al igual que con otras cosas de la vida, llegó el momento en que no solo empecé a entender eso de los personajes que adquieren vida propia, sino que un buen día, también me ocurrió a mí... y me sigue ocurriendo.

Desde mi primera novela, ha habido personajes que iban para buenos y acabaron siendo seres puñeteros, comidos por las contradicciones y en ocasiones, incluso francamente bordes. Ha habido otros a los que les correspondía ser los antipáticos, o los “malos”, y algunas veces no lo eran tanto, o llegaban a sorprender con algún destello de humanidad. Y ha habido personajes nacidos con una finalidad claramente utilitaria, de puro relleno, porque me hacían falta para darle un giro a la historia, que acabaron comiéndose con patatas a los protagonistas en algunas escenas. Igual que aquellos magníficos actores secundarios de Hollywood que llegaban a robar planos a las estrellas.

También en mi nuevo libro los personajes han buscado muchas veces su propio camino, alejándose del que yo les había trazado en un principio. Y así, hay seres con alma de buenos que sucumben a accesos de crueldad, villanos deseosos de amar, secundarios que brillan con luz propia. Y yo, como sé que siempre acaban regresando, cual hijos pródigos, a la ruta que tenía pensada para ellos, les he permitido salirse del guión y vivir su propia vida por unos instantes, como Jeff Daniels cuando se escapa de la pantalla en La rosa púrpura del Cairo porque se ha enamorado de una espectadora. Y es que cuando los personajes bailan al son de la música que ellos mismos han elegido, pueden llegar a antojársenos más reales que las personas de carne y hueso que nos rodean. Y ahí está la magia de la literatura.

lunes, 25 de junio de 2012

EL TIEMPO ENTRE NOVELAS


Después de la última y exhaustiva revisión de mi nueva novela, que será publicada por Grijalbo en la primavera de 2013, he entrado de lleno en esa especie de tierra de nadie que llamo “el tiempo entre novelas”. Un período extraño, lleno de sensaciones contradictorias, que empieza con alegría por haber acabado con bien ese viaje agotador de muchos meses que supone escribir y pulir una novela, pero enseguida desemboca en una especie de vacío, precisamente por haber llegado al puerto de destino después de la travesía. Tras tanto tiempo sumergida en un mundo paralelo haciendo gozar – y también sufrir -, amarse – y también odiarse a muerte-, pelearse – y también reconciliarse – a unos personajes que suelen parecer tan reales como seres de carne y hueso, me veo arrojada de vuelta a la prosaica realidad, abocada a pasar el mono de novela como una yonqui cualquiera. Suelo combatirlo hartándome de leer todos esos libros que fui comprándome, pero no tuve tiempo ni de abrir mientras escribía. Y entretanto, voy dejando que madure en mi cabeza la siguiente historia. A veces, hay varias aspirantes a ocupar el puesto de la que ya he terminado. En ese caso les doy un tiempo para que se enfrenten entre ellas por el honor de convertirse en la siguiente novela. Porque siempre acaba imponiéndose por sí misma la historia más apetitosa, la que más fuerza tiene, la que brilla incluso en esa fase embrionaria en la que todo está por hacer.

Ahora, ya tengo una candidata a ocupar el lugar de la novela terminada. Esta vez, solo una. Vehemente y tentadora como la fruta de verano. Ya he empezado a documentarme, sin prisa pero sin pausa, para ir empapándome del universo que quiero recrear. Porque la fase de documentación es como cuando nos estudiamos las guías del país al que queremos irnos de vacaciones. Y a ese menester hay que dedicarle el tiempo y esfuerzo que necesita.

Y mientras preparo mi siguiente viaje literario, aguardo con ilusión las distintas fases que suelen acompañar a una nueva novela. Como la corrección de las galeradas, una tarea que me gusta mucho, porque ya se ve cómo quedará en formato de libro el texto que antes había visto siempre  en Word. O el descubrimiento del boceto de portada que envían desde la editorial. Abrir ese fichero jpg supone un auténtico momento de experiencia religiosa, como la de Enriquito Iglesias. Otro instante estelar es cuando llega la caja con nuestros libros y podemos tocar, oler y hasta acariciar el primer ejemplar que sacamos. Y al final, está el momentazo total en el que una ve su libro expuesto en las librerías, con su camisita y su canesú. Eso sí que es una experiencia religiosa, no la que cantaba Enriquito.

(La foto la he tomado de mediared.es)

lunes, 11 de junio de 2012

BIENVENID@S A MI NUEVO BLOG



Esto de crear un nuevo blog es como quien decide cambiarse de casa, pero antes de poder iniciar la mudanza, gasta un tiempo en pintar las paredes a su gusto, tal vez compra algunos muebles y hasta encarga cortinas o estores a medida, porque los del piso anterior ya no le sirven. Y por fin, llega el día en que los de la empresa de mudanza cargan todas sus cosas en un camión enorme y las llevan a la casa nueva que ha preparado con tanto afán.

En este caso, en lugar de decorar paredes y colgar cortinas nuevas, me he entretenido en buscarle al blog la plantilla adecuada, ponerle un fondo bonito y decorarlo con las portadas de mis novelas. Et… voilà… hoy está listo para que me traslade a él con todos mis bártulos. Eso no significa que vaya a cerrar Días de menta y canela, que me ha acompañado nada menos que desde mayo de 2007, pero el blog recuperará su función original: la de hablar de mi novela Días de menta y canela que, como los buenos hijos, me ha dado muchas alegrías en estos últimos cinco años. Hay que decir que también me dio trabajo en su día. Mucho trabajo. Horas y horas de documentarme sobre la emigración para poder apuntalar mis propios recuerdos con datos fiables. Más algún momento de ansiedad cuando el texto no me salía como yo quería y había que borrar lo escrito para reescribirlo, o revisarlo una y otra vez. Pero el balance es muy positivo. Y eso es lo que cuenta.

Ahora se perfila en el horizonte novela nueva, que será publicada por Grijalbo en la primavera de 2013. Cuando el sol vuelva a calentar con más fuerza después del invierno, cuando rebroten las hojas de los árboles, cuando florezcan los tulipanes y las alergias provoquen los primeros estornudos… entonces descubriréis un buen día mi novela en la mesa de novedades de vuestra librería favorita. Y os entrarán ganas de leerla. O eso espero…

Este nuevo libro supone mi primera incursión en la novela histórica. Ambientado en la Cuba colonial de mediados del siglo XIX, recrea la época de máximo esplendor del azúcar cubano, que supuso una inagotable fuente de riqueza para la isla y permitió a los plantadores construir fastuosas mansiones señoriales y derrochar a manos llenas en toda clase de lujos, mientras aún existía la esclavitud y desde España llegaban bergantines con las bodegas atiborradas de desposeídos que buscaban una vida mejor.

Y hasta aquí puedo leer. Si queréis saber un poquito más, podéis pinchar sobre la imagen que está encima de la portada de Días de menta y canela. Es la misma que encabeza esta entrada. Por cierto, se trata del grabado El quitrín (1853) de Federico Mialhe, un artista francés que vivió en Cuba desde 1838 a 1854 y reflejó con precisión fotográfica la vida cotidiana en la isla. Otro día explicaré qué es un quitrín. Y os iré contando curiosidades sobre ese mundo fascinante y contradictorio que fue la Cuba del siglo XIX. Ah..., también es de Mialhe el fondo que he usado para este blog: Isla de Cuba pintoresca, 1841. Es la imagen que véis a la derecha.

Por supuesto, también habrá sitio en esta casa para noticias noticiosas, posts de opinión, curiosidades, chascarrillos, música y muchas cosas más. Espero que os guste.