domingo, 10 de marzo de 2013

SEGUIMOS CON LA CUENTA ATRÁS... Y MIENTRAS ESPERAMOS:


¿Qué tal un paseo dominical en quitrín por las calles de La Habana de mediados del siglo XIX?

El quitrín era el carruaje más empleado en Cuba hacia la mitad del XIX. La caja iba montada sobre sopandas de cuero que servían de amortiguadores y tenía dos ruedas enormes que le proporcionaban estabilidad, sobre todo en los caminos del interior de la isla, que en aquella época eran muy malos.
El quitrín no tenía pescante y el calesero iba montado directamente sobre uno de los caballos. En la ciudad podían tirar del carruaje uno o dos caballos, según el nivel adquisitivo de sus dueños. En el campo, a veces se empleaban tres. Todo aquel que era alguien en Cuba, o se preciaba de serlo, poseía uno o varios quitrines, cuanto más adornados y ostentosos, mejor.

Más en “El sueño de las Antillas”… muy pronto.

(En la próxima entrada hablaré del calesero, un personaje que llamaba la atención de los visitantes extranjeros).


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